(Todo lo que hay que cambiar).

Racismo como cultura. Este post tenía un título alternativo: lo que se llevó «Lo que el viento se llevó». Pero no estábamos seguros de si el mensaje llegaría claro a los destinatarios. Por si había dudas, aquí vamos a hablar de Racismo y de cómo el caso de Lo que el viento se llevó nos ha hecho reflexionar sobre lo profundo que ha calado el mensaje racista y estereotipado en nosotros.

Al salir del confinamiento nos estamos encontrando con un mundo que no conocíamos. Las distancias sociales y las ausencias paradójicamente llenan y habitan nuestros días.

La retirada de un clásico del cine como Lo que el viento se llevó de la plataforma HBO, ha hecho a muchas personas reflexionar sobre qué clase de mundo teníamos antes de la pandemia. ¿Cómo puede ser que una película con la que he disfrutado tantas veces de una forma inofensiva, sea algo moralmente reprobable? Puede que ni siquiera te guste o que ni la hayas visto, pero sin duda ha formado parte del imaginario colectivo en multitud de formatos, como los chascarrillos de Martes y Trece, por ejemplo. 

¿No haberme dado cuenta hasta ahora me convierte en racista o en mala persona? Hay que cambiar.

La sociedad avanza, afortunadamente, y es gracias a estos puntos de inflexión que podemos mejorar. Este tipo de cambios nos perturban porque representan un hecho habitual: no era consciente de hasta dónde influía en mi modo de ver la vida o en mi forma de hacer bromas tal o cual cosa. El fin del confinamiento mundial nos ha sacado a la calle con ganas de cambiar todo lo que está mal, que ya estaba mal antes y que ya no puede seguir estando así ni un día más porque nos ha enseñado hasta qué punto existe el racismo como parte de nuestra cultura. 

Lo que el viento se llevó es sólo un ejemplo de cómo convivimos permanentemente con situaciones y actitudes equivocadas, contrarias a nuestras ideas, y lo hacemos plácidamente y sin maldad, por puro desconocimiento, contribuyendo a roles discriminatorios o perversos.

Llegados hasta este punto podemos entender mucho mejor por qué debemos cambiar nuestros hábitos: de consumo, alimenticios, de vida en general. Aquí barreré para mi terreno porque lo que trato de decir es que el comercio de barrio ocupa un amplio porcentaje de la masa poblacional, y está en situación de riesgo y discriminación.

Nuestro estilo de vida, hay que cambiar.

En los medios de comunicación no tienen visibilidad, el grueso de toda la publicidad se lo llevan grandes corporaciones con mucho capital disponible para invertir (algo lógico, por otro lado), y esto los hace vulnerables y los lanza a competir en una situación de desventaja. Por eso los precios suelen ser más altos, aunque sus márgenes sean más pequeños, no gozan de exenciones fiscales y su capacidad de ahorro para afrontar momentos de crisis y amortiguar debacles económicas es prácticamente nula. En la mayoría de ocasiones no se pueden permitir contratar a personal y encontramos detrás de una frutería o un zapatero a una persona orquesta, un/a profesional que lleva a cabo todas las tareas: administrativo, gestor de compras, fabricante, distribuidor, community manager…

Así que ya sabes, si eres de los que te has replanteado tus ideas después de saber que adorabas una película que han retirado por racista, quizá puedas replantearte otras muchas cosas que están mal. En Digilógicos intentamos ofrecer soluciones sencillas y asequibles en todos los sentidos para que pequeños negocios en desventaja puedan posicionarse en internet y tengan una mejor visibilidad y más herramientas para competir en el mercado actual. Y no es autobombo. De verdad lo creemos y lo queremos.

Deja una respuesta